El calzado respetuoso es fundamental para el desarrollo adecuado de los pies de los niños, ya que garantiza su correcta evolución y evita posibles problemas biomecánicos en el futuro. Sin embargo, una duda frecuente entre padres y madres es si es seguro reutilizar zapatos de segunda mano. La respuesta, como en muchos aspectos de la podología, es: depende.

¿Por qué no es recomendable reutilizar calzado infantil?

Cada pie es único, tanto en su forma como en su forma de caminar. Cuando un niño usa un calzado durante un tiempo, este tiende a adaptarse a su biomecánica, es decir, a su manera particular de moverse y pisar. Si utilizamos un zapato usado por otro niño, es probable que este ya esté "moldeado" a la forma de caminar del anterior dueño, lo que puede generar ciertos problemas al nuevo usuario.

Principales problemas de reutilizar calzado usado:

  1. Adaptación del zapato a la pisada anterior: Un calzado usado se adapta a la pisada de su primer dueño, generando zonas de desgaste que pueden actuar como “minicuñas” y alterar la forma de caminar del nuevo usuario. Estos cambios pueden provocar una mala alineación de los pies, rodillas o incluso cadera.

  2. Desgaste desigual: Si un zapato, al colocarlo en una superficie plana, se vuelca hacia algún lado, indica un desgaste desigual. Esto significa que la estructura del zapato ya no es la adecuada y puede influir negativamente en la postura y el equilibrio del niño.

  3. Plantilla desgastada: Si al extraer la plantilla, se observa que hay zonas más hundidas que otras, esto sugiere que el pie anterior dejó su marca, lo que puede generar incomodidad y afectar la pisada del nuevo usuario.

¿Cuándo se puede reutilizar calzado de segunda mano?

Tips para seleccionar un calzado de segunda mano:

  1. Inspección visual: Coloca el zapato sobre una superficie plana y observa si se inclina hacia algún lado. Si es así, descártalo, ya que indica un desgaste excesivo.

  2. Revisión de la suela: Si hay partes de la suela que tienen menos dibujo o están más desgastadas que otras, es mejor no utilizar ese zapato. Una suela desgastada puede influir en la estabilidad del niño.

  3. Estado de la plantilla: Extrae la plantilla del calzado y verifica si tiene zonas más hundidas que otras. Esto indicaría que el pie anterior dejó su huella y que el zapato no se adaptará correctamente al nuevo usuario. En algunos casos, cambiar la plantilla puede ser una solución temporal, pero si la suela también está desgastada, es mejor no usarlo.

Conclusión: Calzado nuevo vs. calzado de segunda mano

Lo ideal, desde el punto de vista podológico, es que el niño estrene su propio calzado respetuoso, adaptado a sus necesidades y características. Sin embargo, si decides utilizar calzado de segunda mano, asegúrate de que esté en buenas condiciones y no tenga los desgastes mencionados anteriormente. Recuerda que un calzado respetuoso no solo se trata de la forma y materiales del zapato, sino también de su estado general.

En definitiva, la respuesta no es un sí o un no rotundo, sino que depende del estado del zapato. Ante la duda, siempre es mejor optar por un calzado nuevo que garantice el correcto desarrollo y cuidado de los pies de nuestros pequeños.

Raúl Rodríguez Mendo