Cuando vemos a nuestros hijos sentados en la clásica postura en W, muchos padres se preguntan si es necesario corregirles. Esta preocupación es completamente normal, pero antes de tomar cualquier medida, es fundamental entender el motivo detrás de esta postura.

¿Por qué se sientan en W?

La postura en W se debe, en muchos casos, a una condición llamada anteversión femoral. Esto significa que la cabeza del fémur está rotada hacia adentro, lo que hace que los niños se sientan más cómodos en esta posición. En la mayoría de los casos, esta condición es fisiológica, es decir, completamente normal, y los niños suelen dejar de sentarse así con la edad.

Entonces, ¿hay que corregir la postura en W?

La respuesta no es tan simple. En lugar de preguntarnos si debemos corregir la postura en W, la verdadera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿La anteversión femoral de mi hijo es normal o patológica?

¿Cómo se determina si la anteversión femoral es normal o patológica?

Esto se evalúa en una consulta especializada. Es por eso que se recomienda una primera valoración podológica alrededor de los 3 años. En esta consulta se valoran múltiples aspectos del desarrollo del niño, incluida la anteversión femoral.

¿Qué hacer si la anteversión femoral es fisiológica?

Si el especialista determina que la anteversión femoral es fisiológica, no es necesario corregir la postura en W. Simplemente podemos dejar que el niño se siente como le sea más cómodo.

¿Y si es patológica?

Si, por el contrario, se determina que la anteversión femoral está fuera de los valores normales y se considera patológica, en lugar de simplemente corregir la postura, se recomendará un plan de ejercicios y actividad física que favorezca la rotación externa de la cadera.

Conclusión

La postura en W no siempre es motivo de alarma. En muchos casos, es una condición normal que los niños superan con el tiempo. Sin embargo, si tienes dudas sobre si la anteversión femoral de tu hijo es normal o patológica, lo mejor es acudir a una consulta podológica. Recuerda que una valoración temprana puede marcar la diferencia en el desarrollo saludable de tu hijo.

Raúl Rodríguez Mendo